Congreso Económico Argentino
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CUATRO PILARES PARA ARGENTINA 2050

28 de julio

En el marco del panel de cierre sobre pi- lares de Argentina hacia 2050, Marcelo Longobardi describió el “desafío histórico” que enfrenta el presidente Mauricio Macri y lo contrapuso con los retos económicos y políticos de corto plazo y de menor envergadura que deberá sortear. Según el periodista, todos los ex presidentes recibieron al momento de ser elegidos un mandato de parte de la ciudadanía de “ruptura con el orden políti- co preexistente” que cumplieron, ya sea con el fortalecimiento de la democracia, como en el caso de Raúl Alfonsín, con la recuperación económica, en el de Carlos Menem, o con la reconstrucción de la autoridad presidencial, en el de Néstor Kirchner. En cambio, dijo, “Macri ha resuelto convivir e incluso jugar con el orden político preexistente”, al decidir “mantener al kirchnerismo en la cancha”, algo que según el expositor “carece de perspectiva histórica”.

En ese sentido, Longobardi planteó que el dilema histórico que enfrenta Macri es resolver si es un “presidente paréntesis entre proyectos disparatados” o “el jefe de una generación política que ha resuelto cambiar la historia argentina”, logrando una alternancia en la que el “rango de oscilación política” se dé entre “opciones sensatas, más allá de su posición ideológica”, como sucede en Chile o Uruguay.

Para eso, no obstante, señaló que el oficialismo debe desarrollar un “proyecto de poder” que hasta ahora no ha buscado. En cambio, advirtió que lo que ha construido hasta ahora Macri es una “maquinaria para construir empatía, no poder”. “Macri tiene un rol histórico y la respuesta a ese rol es la construcción de un proyecto político de poder; Macri debe reformatear el orden político argentino por completo”, manifestó.

Por su parte, el presidente de Educar 2050, Manuel Álvarez Trongé, describió la magnitud del sistema educativo del país y de los problemas que enfrenta y convocó a convertir la cuestión de la educación en una “prioridad nacional” para generar un “cambio de fondo” en el área. Entre los obstáculos para ello, remarcó en primer lugar, la falta de estadísticas. Como ejemplo, citó el caso de los Operativos Nacionales de Evaluación (ONE), que medían la calidad de aprendizaje en las escuelas y pasaron de ser anuales entre 1993 y 2002 a ser bianuales desde entonces hasta 2010 y trianuales a partir de ese momento hasta hoy, que se reformularon bajo el nombre Aprender. Asimismo, eran provinciales en su origen y pasaron a ser regionales luego.

Para diagnosticar la situación actual, Trongé tomó los resultados de las prue- bas PISA, que indican que el 66% de los  chicos de 15 años no tienen las “habilidades mínimas” para la vida adulta, el 54% no comprende lo que lee, el 50% no puede desarrollar un ejercicio sencillo de matemáticas, 5.666.606 niños en edad escolar están bajo la línea de pobreza y 50% de los estudiantes abandona la secundaria, enumeró.

“Han existido algunas mejoras comparativas, pero muchísimo menos que nuestros países vecinos, que mejoraron mucho más. La comparación con la región nos muestra que tenemos muchas falencias”, comparó. “Es una tragedia y debe ser prioridad nacional”, sostuvo y se lamentó que estos números no conmuevan diariamente a la sociedad. “No podemos tener un cambio de condiciones de maquillaje, tenemos que tener cambios de fondo. Eso va a necesitar una enorme tarea del Estado, pero que no va a llegar si no tenemos ciudadanos comprometidos que se lo reclamen”, avisó. Además, se refirió al “nuevo concepto de entorno de aprendizaje” que nace con las nuevas tecnologías y llamó a evitar que sea un problema y convertirla en “la principal aliada para que la educación se convierta en herramienta para erradicar la pobreza” y en un factor nivelador del “aprendizaje desigual”.

Finalmente, dejó una ventana de optimismo al señalar que Argentina figura entre los países que mejor están articulando entre las universidades y la juventud, y la capacidad de adaptarse a los cambios que están operando en el mercado del trabajo con las nuevas tecnologías.

También sobre la educación se refirió Eduardo Levy Yeyati, fundador de Elypsis y actual Decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella, quien convocó a pensar en el futuro a través de una “lente larga” que no se centre en que Argentina crecerá este año “como ocurre en años impares” sino en los desafíos a largo plazo, que “no son la integración financiera, los holdouts, el cepo, el déficit, que eran desafíos de corto plazo, sino otros más estructurales y complejos” como la generación de empleo, el desplazamiento productivo que implica que “sobran ciertas calificaciones u ocupaciones en ciertos lugares y haya sobredemanda en otros sectores”, lo que tiene gran parte de su explicación en el “fuerte déficit de calificación” que existe en varios sectores de la economía. “Las empresas buscan, pero no encuentran y al mismo tiempo hay caída de empleo en esos mismos sectores. Tenemos un problema de descalce, enseñamos lo que no se demanda y no enseñamos lo que se demanda”, argumentó. “Tenemos un serio problema de empleo”, concluyó y mostró cómo subió el empleo público subnacional como respuesta a la caída del trabajo privado registrado, por lo que sostuvo que es necesario generar empleo privado de calidad en las provincias.

 

Asimismo, a futuro alertó sobre la sustitución tecnológica que tendrá sobre el país un doble riesgo cuando la apertura económica buscada por el Gobierno vaya dándose. Por un lado, existe un riesgo de “transformación productiva hacia sectores menos demandantes de trabajo”, mientras que señaló a su vez, que habrá “menor demanda de trabajo” en esos sectores por la incorporación de tecnología.

Finalmente, el cierre del panel, la jornada y la exposición estuvo a cargo del filósofo Santiago Kovadloff, quien destacó que en Argentina hay “muchos especialistas en distintas disciplinas que pueden contribuir de manera notable al desarrollo del país”, pero también advirtió que “es indispensable una mirada política” inexistente hoy en día. “El político oportunista vive para la coyuntura y la inmediatez, para la rentabilidad del instante. El político contemporáneo, aquél que está abierto a la comprensión del tiempo que le ha tocado vivir, proviene de un diagnóstico sobre lo que el país debe ser que recae sobre la actualidad mediante una capacidad infrecuente de advertir qué recursos hay para trabajar de manera tal que se pueda empezar a poner en juego un proyecto de nación que no es coyuntural”, contrastó y concluyó que “Argentina cuenta con un montón de especialistas que pueden contribuir a pensar el desarrollo pero hace falta una dirigencia política que capitalice el fracaso para convertirlo en aprendizaje”. “Es imprescindible que la dirigencia política aprenda del pasado y se sepa viniendo de él”, encomendó. ■

 

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